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miércoles, 3 de febrero de 2021

EL ORIGEN DE LA VIDA


Diferentes algas unicelulares y otras células. Detalle del mural del departamento de ciencias del IES Miguel Crespo. Autor: Antonio Luis García-Atance Huete

    En 1924, el ruso A. I. Oparin (1894-1980) postulaba que la vida se había originado de forma progresiva, a partir de compuestos orgánicos sencillos, como los aminoácidos, formados en la atmósfera primitiva a partir de metano, hidrógeno y amoníaco, gracias a la radiación ultravioleta y a los relámpagos. Estos aminoácidos, depositados por la lluvia sobre las rocas calientes, comenzarían a formar proteínas, que se irían acumulando en los mares y océanos templados. Las proteínas formarían, posteriormente, unas estructuras en forma de glóbulos, que denominó coacervados, en cuyo interior incluían polisacáridos y otras moléculas orgánicas, lo que podrían haber dotado a estas estructuras de un metabolismo básico. Serían los primeros protobiontes.

    Posteriormente, en 1953, el estadounidense Stanley L. Miller (1939-2007) probó la hipótesis de Oparin recreando las condiciones de la atmósfera primitiva, logrando sintetizar varios aminoácidos y nucleótidos, es decir, los ladrillos básicos de las proteínas y de los ácidos nucleicos, respectivamente. 
 
    Desde entonces, los estudios nos confirman que la vida comenzó, probablemente, hace unos 3.800 millones de años, sólo 700 millones de años después de la formación de nuestro planeta, a partir de moléculas orgánicas más sencillas, que fueron organizándose progresivamente para formar otras más largas y complejas, algunas de las cuales, como el ARN, pudieron ser capaces de catalizar reacciones químicas, almacenar información y hacer copias de sí mismas, según el premio Nobel Walter Gilbert (1932). 
 
    A partir de estos compuestos orgánicos complejos se originarían sistemas biológicos unicelulares, con las tres características fundamentales necesarias para la vida: un compartimento estanco,  un metabolismo básico (que permitiría intercambiar materia y energía con el entorno) y una molécula con información genética (probablemente un ARN). 
     
    Estos sistemas biológicos podrían ser considerados las primeras células primitivas, pues ya tenían capacidad para auto-mantenerse y auto-reproducirse. A partir de ellos, la evolución por mutación y selección natural daría lugar a toda la biodiversidad actual. A este organimo ancestral, del que procede toda la vida lo llamamos LUCA (Último Ancestro Común Universal, por sus siglas en inglés). 
 

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